Encendemos el horno a 150ºC con calor de arriba y abajo. Si no tienes esta función, pon el calor sólo de abajo.
Separamos las claras de las yemas.
Guardamos las claras en la nevera.
En un cazo echamos la leche y el aceite
Ponemos la mezcla de aceite y leche a fuego y la calentamos hasta 60-70ºC. Tiene que quedar caliente pero no tiene que hervir.
En un tamiz o un colador ponemos harina de trigo de todo uso.
Y añadimos cacao.
Tamizamos la harina con cacao a la mezcla de leche y aceite.
Removemos muy bien.
Ahora vamos añadiendo las yemas una a una. No te preocupes, las yemas no se van a cocer.
Añadimos a las claras la sal y empezamos a montarlas.
Cuando veas que las claras hayan espumado, vamos a añadir el azúcar en tres tandas.
Sabrás que las claras ya están listas cuando veas que los picos están medio blandos.
Añadimos la tercera parte de las claras a 1ª masa.
Las integramos.
Añadimos la masa obtenida a las claras.
Mezclamos con movimientos envolventes, desde arriba para abajo, hasta que la masa sea de un solo color.
Cogemos el molde y, sin untarlo por dentro con nada, echamos aquí la masa. La idea es que el bizcocho se pegue al molde y no pueda bajar una vez haya subido.
Si puedes, utiliza el molde desmontable.
El tamaño de mi molde es de 15x8 cm o 6’’x3’’.
Con ayuda de un palillo alisamos la masa dibujando una espiral.
Le damos unos golpes y lo metemos al horno, en la segunda balda contando desde abajo.
Lo horneamos 13 minutos y lo sacamos pasado este tiempo
Con un cuchillo hacemos unos cortes.
Lo metemos al horno y lo horneamos 35-40 minutos o hasta que quede como a ti te gusta.
Sacamos el bizcocho del horno.
Le damos un par de golpes.
Y lo ponemos boca abajo sobre dos tazas.
Es para que no se hunda. Dejamos en esta posición hasta que se enfríe por completo.
Pasamos el cuchillo por el borde del molde.
Y lo sacamos dando unos golpes en el fondo del molde.