Enciende el horno a 230C (450F) con calor de arriba y abajo.
Ralla el queso.
Lava, seca y pica el perejil.
Pela los dientes de ajo.
Pica el ajo con perejil lo más fino que puedas.
Recomiendo picar con cuchillo, sin ayuda de artilugios. Porque no nos interesa convertir el ajo y perejil en una pasta sin forma. El perejil y el ajo han de soltar el jugo y quedar a la vez en trocitos enteros pequeños.
Pon el ajo con perejil en un bol.
Añade la sal.
Añade la pimienta negra recién molida.
Remueve muy bien.
Añade un poco de aceite y remueve.
Añade el aceite restante.
Corta el pan en rodajas de medio centímetro de grosor.