En una jarra echa 300 g de agua. Añade 20 g de levadura fresca desmenuzada. Remueve hasta que se diluya la levadura.
En un recipiente grande tamiza 500 g de harina. Añade 10 g de sal. Remueve. Echa por encima disolución de la levadura. Remueve.
Añade 30 g de aceite de oliva. Remueve.
Vuelca la masa sobre una mesa limpia y seca y amásala durante unos 5 - 6 minutos o hasta que se vuelva lisa y uniforme. Puedes amasar la masa como quieras.
Pon la masa en el recipiente , tápala con la tapa o con un trozo de film transparente. Déjala levar hasta que duplique su tamaño. La mía, a 22ºc tardó casi 1 hora en subir.
Enciende el horno a 250ºC con calor de arriba y abajo. Mételo dentro la bandeja para hornear.
Espolvorea la mesa con harina.
Vuelca la masa sobre la mesa y amásala un minuto, para deshincharla.
Pesa la masa y divídela en 10 trozos del mismo peso, de unos 80-85 g cada uno. Haz bolitas.
Coge la primera bolita que habías hecho, aplástala ligeramente y con ayuda de un rodillo estírala haciendo un circulo.
Y ahora presta la atención: cuanto más estires el círculo, más finos e hinchadas te saldrán los panes de pita. Y cuanto menos los estires, más gorditos te saldrán, muy resistentes y con barrigas pequeñas.
Yo hago circulo de unos 12 - 13 centímetros de diámetro y 1 centímetro de grosor. Haciéndolo así, me salen los panes hinchados en su justa medida, blanditos, suficientemente resistentes y con un poco de miga en el interior. Muy agradables para sujetarlos y comer.
Tambien presta la atención al siguiente detalle: a la hora de estirar los círculos ten cuidado de no hacer roturas ni doblece con el rodillo, porque si las haces, los pitas no podrán abrirse por dentro y, por consiguiente, no se te van hinchar y no los podrás rellenar.
Si ves que los primeros círculos que habías estirado encogieron, vuelve a pasar el rodillo.
Coloca en la bandeja 4 panes de pita y hornéalos durante unos 7-8 minutos o hasta que queden como a ti te gusta.