En un cazo llevamos a ebullición la leche con la piel de limón.
Apartamos del fuego, tapamos el cazo y dejamos que la leche se vaya aromatizando al menos durante unos 30 minutos (yo la dejé toda la noche).
En un bol batimos las yemas con azúcar glas hasta que se vuelvan ligeramente blanquecinas.
Sacamos de la leche la piel de limón, añadimos el azúcar, la volvemos llevar a ebullición y la echamos por encima de la yemas.
Removemos muy bien y lo ponemos en el cazo donde calentamos la leche.
Cocemos durante unos 4-5 minutos a fuego moderado, sin parar de remover todo el rato. En ningún momento permitimos que hierva. Al retirar del fuego removemos durante 10 segundos mas.
Añadimos el zumo de limón y removemos.
La tapamos y la enfriamos a temperatura ambiente. Un a vez fría la depositamos en la nevera durante 2-3 horas.
Montamos la nata...
... y añadimos la crema. Mezclamos.
Ponemos la mezcla en el vaso de la heladera y hacemos el helado siguiendo las instrucciones del uso de la heladera.
(En la mía, el helado tardó en hacerse 30 minutos en el vaso previamente enfriado en el congelador durante 24 horas).
Una vez esté hecho...
... lo pasamos a un recipiente y lo metemos al congelador hasta que solidifique.
Es super refrescante y maravilloso. No es un helado… ¡es un heladón!