Hola amigos, hoy os traigo una receta diferente para variar en los sabores de nuestros platos de albóndigas caseras y darles un toque especial y sabroso.
Enjuagamos dos veces el arroz y añadimos 100 ml de agua. A fuego alto lo llevamos a ebullición y, en cuanto rompa a hervir, hacemos el fuego medio y cocemos hasta que se evapore el agua (serán unos 5 minutos aproximadamente). El arroz quedará medio hecho: justo lo que necesitamos. No hace falta añadir sal.
Picamos finamente cebolla y en aceite la doramos a fuego medio-alto. Sin olvidarnos de remover.
Mientras, rallamos la zanahoria (un ojo ha de estar mirando el rallador y otro a la cebolla que se está friendo). Añadimos a la sartén la zanahoria y la rehogamos durante un par de minutos.
Encendemos el horno a 200C. Con calor arriba y abajo, sin ventilador (si pones ventilador, habrá que ajustar el tiempo y la temperatura).
En una fuente ponemos la carne picada, el arroz, el sofrito, sal, pimienta negra y removemos con una cucharada.
Añadimos la leche...
... y amasamos un par de minutos o hasta que la masa se vuelva pegajosa.
Con las manos mojadas en agua (por comodidad puedes ponerte cerca un recipiente con agua para mojarte las manos) hacemos las albóndigas. ¡Grandes! de 3-4 centímetros de diámetro.
Con aceite harina y leche preparamos bechamel. Para ver cómo preparar la bechamel pincha aquí. Añadimos salsa de tomate, vino, sal, azúcar y orégano (previamente desmenuzado entre los dedos).
En cuanto la salsa rompa a hervir la apartamos del fuego.
Bañamos las albóndigas y las horneamos durante 50 minutos en la balda baja del horno. Cuando falten 5 minutos, ponemos por encima el queso, encendemos el grill y las gratinamos.
Las albóndigas al horno se pueden comer con patatas fritas o solas.