Ponemos medio kilo de sal en un bol, preferiblemente gruesa o no muy fina.
Y vamos añadiendo ajo rallado o pasado por un prensa ajos. Yo tengo 100 gramos de ajo pelado que son dos cabezas. No os recomiendo utilizar ajo seco porque no queda igual, con ajo fresco, queda mucho mejor. No os preocupéis, porque al usar esta sal no vais a oler a ajo.
Añadimos una cucharadita de pimentón dulce
Una tercera parte de una cucharadita de pimentón picante
Una cucharadita de pimienta negra molida
y media cucharadita de orégano: antes de añadir el orégano lo desmenuzamos entre los dedos
También vamos a necesitar una cucharadita de cilantro. Yo lo tengo en grano y lo voy a desmenuzar con ayuda de un mortero. Si no te gusta el cilantro fresco el cilantro en semillas es muy diferente, su sabor es mucho más reposado y maduro y es muy rico. Añadimos también una cucharadita de cilantro molido a nuestro bol.
Con ayuda de un tenedor, lo mezclamos todo muy bien.
La sal es un conservante natural y también se utiliza para curar los alimentos, por tanto el ajo que hemos añadido, se va a curar en la sal y a la vez va a aportar un aroma muy rico.
Mezclamos todo muy bien para que no queden grumos de ajo.
Guardamos la sal en tarritos para conservarla mejor.
Cerramos y guardamos en un lugar oscuro, esta sal puede aguantar perfectamente un año en estas condiciones.