Limpiamos y laminamos los champiñones (en el caso de que no estén laminados).
Pelamos y cortamos la cebolla en cuadraditos.
En una sartén, a fuego medio, derretimos la mantequilla. No la dejes sin vigilancia porque puede quemarse.
Añadimos la cebolla...
... y la rehogamos, a fuego medio, hasta que se vuelva ligeramente dorada. No la dejes sin vigilancia.
Añadimos los champiñones y, a fuego medio, los rehogamos. Al principio, el champiñón chupará la mantequilla: no hace falta que añadas más mantequilla (¡ni aceite!). Sigue rehogando.
En un momeno, el champiñón empezará a sudar, soltar agüita y cambiará de color.
Es el momento de añadir la nata y subir el fuego.
En cuanto rompa a hervir cocemos la salsa 1 minuto (¡no más!). Sin olvidar de remover.
Apartamos la salsa del fuego, la salpimentamos y añadimos 1 diente de ajo finamente picado. Removemos.
La salsa de champiñones ya está hecha. ¿A que se hace rápido?
La dejamos durante unos 3 minutos en reposo (en este tiempo la salsita espesará y cogerá sabor).