Echamos en una cazuela agua y la ponemos a hervir.
Añadimos el azúcar a las yemas.
Con ayuda de una batidora las batimos a máxima potencia hasta que se vuelvan blanquecinas.
Añadimos el vino.
El vino que estoy usando es un oporto. Normalmente se usa vino marsala pero no lo tengo. También puedes usar jerez.
Lo integramos con las yemas.
Una vez el agua haya empezado a hervir hacemos el fuego medio bajo. Esperamos un poco para que disminuye la ebullición.
Una vez la ebullición haya disminuido, ponemos la mezcla sobre la cazuela y la vamos batiendo hasta que espese.
Hay que batirla sin pausas.
He tardado en hacer la crema 10 minutos. Puede que tu necesites un poco más de tiempo o menos.
Fijaros en las marcas que dejan las varias.
Os voy a enseñar un truco que os va a indicar que sabayón está hecho.
Consiste en sumergir dentro una cuchara, sacarla, girarla y contar hasta 5: 1,2,3,4,5. Si la crema no se cae de la cuchara contando hasta 5, el sabayón está listo.
Lo único que te voy a pedir que recuerdes que este sabayón los has preparado para hacer tiramisú, ¡no te lo comas!
Lo tapamos con film transparente y lo guardamos en la nevera para que se enfríe.
Montamos la nata o crema. Recuerda que para que monte bien tiene que estar bien fría.
Cuando veas que las varias están empezando a dejar las marcas, añade el azúcar. Y monta la crema hasta los picos.
Añadimos mascarpone.
Lo ingerimos con la nata.
Añadimos sabayón enfriado.
Lo integramos a la crema.
Añadimos al café un par de cucharas de ron. Es opcional.
Procedemos a montar el tiramisú.
Cogemos los bizcochos, los mojamos en café, no mucho, y los vamos colocando en la fuente.
Yo estos bizcochos los hice por mi cuenta. Si tu también los quieres hacer, aquí puedes ver la receta.
Dividimos la crema visualmente en 2 y ponemos una parte por encima de los bizcochos.
Ponemos encima la segunda capa de bizcochos.
Los cubrimos con la crema.
Ponemos por encima la crema restante.
Lo tapamos con film transparente y los guardamos en la nevera al menos 3 horas pero mejor toda la noche.
Con una servilleta limpiamos los bordes de la fuente.